Para los católicos de todo el mundo es un momento de gran alegría: tenemos un nuevo Papa,
Francisco, el 265 sucesor de Pedro.
Ha sido una hora de gran emoción, en la que se ha tocado la
universalidad de la Iglesia. Todos los creyentes nos encomendamos a las
oraciones de Su Santidad, y nos proponemos contribuir eficazmente a la tarea de
evangelización que ha mencionado en su primer saludo a la Iglesia.
Sin olvidar que el Papa cuenta con la ayuda de Dios y con la asistencia
del Espíritu Santo, apoyémoslo con nuestro afecto y oraciones, uniéndonos a la
plegaria de todos los católicos, y de millones de personas de buena voluntad.
EL EDITOR