lunes, 16 de julio de 2012
SANGASPARINO ¡Piénsatelo!!
Queridísimo amigo SANGASPARINO 1970: no voy a negar que me complica escribir lo que pongo a continuación, sin embargo he tratado de resumirlo y quisiera tuvieras la paciencia de leerlo, el tiempo de pensarlo… y si todavía puedes más, opinar al respecto.
Hace algunos años comenzamos a vincularnos por correos electrónicos, Facebook, Skype y hasta por un poco frecuentado blog. Ha sido motivo de gran alegría tener esta extraordinaria ayuda para reencontrarnos sin tener que acudir a terceros, para conocer de nuestras vidas y familias. Sin duda, las redes sociales han sido un aporte para ubicarlos a todos y organizar los mega eventos que han celebrado los ene años que nos conocemos.
Sin embargo este mismo vehículo estupendo que colocó en la pantalla de mi casa y de mi oficina, la familia de aquel chiquillo que hace 40 años que no veía…o un simpático recuerdo, o un oportuno chiste… ha servido para que algunos de estos niños, varios ya sesentones y abuelos, coloquen imágenes pornográficas en nuestras pantallas.
Al principio pensé que era para reírse ¡es una broma! Pero la majadera reiteración me llevó a no abrir más los correos del curso… una lástima, no porque me escandalizaran, sino porque hacen mal y me hacían mal. Se bien que muchas de las persona que usan la pornografía en línea lo hacen por diversión y eso, hecho de vez en cuando, no significa ser adicto ni nada psíquicamente patológico. Correspondería a los que hoy se llama “el fuero interno” de cada uno. Pero esa visión es parcial ¿qué sabe el que los envía del que los recibe? ¿Qué sabe de las consecuencias de esas imágenes en él? ¿Le importa el reiterado golpeteo porno sobre la imaginación de su antiguo condiscípulo? ¿Sabe si agravia sus convicciones? ¿Si atropella el concepto de dignidad humana y sobretodo de dignidad de la mujer que sustenta? Me pregunto si alguna vez el que envía, piensa en quién lo recibe.
Afirmo, sin vacilar, que la pornografía a cualquier edad y aún antes de la adicción, puede producir una distorsión de la sexualidad humana que nos afecte gravemente en lo personal y familiar. Y supongo, que eso no es lo que queremos para nosotros ni para los demás.
Compañeros SANGASPARINOS 1970: hemos mantenido, o reanudado, una relación de cincuenta años, llena de recuerdos de personas y de momentos estupendos, hemos soñado y compartido ideales; hemos llegado a ser en lo personal, familiar, social y profesional, ¿para compartir pornografía?? ¡No!! ¡Me niego!! ¡Qué pena!! ¡¡Qué poco varonil!!
¿Qué piensas al respecto?
Un fraternal abrazo de,
Rodrigo Alonso
Editor
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